Contradictorios, controvertidos, opuestos o…quizás… ¿indecisos? Ansiamos todo, sin importarnos las discrepancias o, simplemente, ¿somos tan incapaces de decantarnos por algo, de concretar aunque sólo sea por un momento, que tomamos la “sabia” decisión de no cerrarnos a nada?, mezclamos imposibles, juntamos contrarios, desarrollamos personalidades tan dispares en un mismo ser que a veces si nos escuchásemos, aunque solo fuera por un momento, dudaríamos hasta de nosotros mismos.

Sí, los seres humanos somos opuestos, contradictorios, controvertidos, y no por ello necesariamente indecisos. Simplemente, a veces, lo más remotamente unible, encaja a la perfección, y es en ese momento cuando surge algo único, irrepetible y maravilloso. Algunas veces se llamará Juan, otras, puede que Elsa, quizás María… sea como fuere no perderán ese algo que a todos nos lleva a desear unir opuestos, que, aparentemente nos convierte en contradictorios, que es la esencia misma de lo que somos y lo que nos influye a serlo: Nosotros mismos.

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